domingo, 9 de agosto de 2009

Las Chicas Malas se Visten de Blanco I

Parte 1

Conozco un tipo, que conoce otro tipo, que es amigo de un tipo, que tiene mi teléfono. Hoy recibí su llamado, estaba buscando los servicios que le habían dicho que yo otorgaba. La paga era buena. No ofrecí resistencia y me deje consumir por su pedido.
Así pasaban las horas en mi oficina, la oficina del fraude, de la mentira. Basaba mi vida en arruinar la vida de otros, a cambio de dinero. ¿Mi rostro? Ya no recuerdo como es, no ganaría dinero si fuese siempre el mismo. Al fin y al cabo no hay más que coartadas en mi vida. Mi esposa es una coartada, solo que ella no lo sabe, mi trabajo es una coartada, todo es una coartada. Pocas cosas son reales, por ej.: mi dinero, el si es real, en el puedo confiar en todo momento, y lo mejor, tengo todo el que podría querer. ¿Por qué? Digamos que todos necesitamos confirmar algo, y que yo me paro frente a ellos para confirmarlo, ya sea mintiendo, engañando, no importa, pero yo estoy allí y hay quienes me pagan para que siga estando.
En mi casa me llaman Jerónimo, pero yo prefiero que me llamen Reiko. Siempre me gusto ese nombre y en cuanto tuve oportunidad me alce con el. Es un nombre poderoso digno de un hombre como yo, que sabe lo que quiere y lo consigue sin vacilar. Las demás personas, al fin de cuentas, he concluido que son solo elementos. Elementos de la vanidad, del orgullo, del silencio, yo se que no soy como ellos y por eso dedico mis días a arruinar sus vidas. Aunque en el proceso, termino beneficiando a otras personas, se que en algún momento también los veré del otro lado del tribunal, rezando porque mis palabras no los destruyan, pero no importa lo que hagan, ni cuanto se esfuercen, yo no voy a callar, y no tendré piedad.
Estoy rodeado de ineptitud, de pedazos de carne que no logran hacer nada de un modo satisfactorio, me da vergüenza, pero debo tenerlos cerca, me son de utilidad en algunos momentos.
El primer inepto que entro en mi vida fue mi “amigo” Mario, al principio me pareció agradable, inteligente, pero luego me di cuenta de que era un completo idiota. Recuerdo un fragmento de un dialogo con el:

- Por fin se me dio la posibilidad.- recuerdo que me dijo.
- ¿Respecto a que?
- Me podré casar con ella, con Maria.
- Me alegra mucho escucharte decir eso, ya era hora – dije con palabras burdas
- Ahorre mucho tiempo, sacrifique algunas cosas, pero por fin pude lograr comprar ese anillo que ella quería.

¿Entienden a que me refiero? ¿En que parte del cerebro de un hombre entra el concepto de matrimonio? ¿En la parte de autodestrucción acaso?
En ese momento sucedió algo en mi cabeza de lo cual estoy orgulloso, sentí pena por el y decidí ayudarlo.
María Carregas, estúpida mujer, estudiante de veterinaria, amante de las salidas nocturnas, no podía permitir que una mujer tan patética arruinara los planes que yo tenia, y en los cuales necesitaba de la presencia de un Mario lucido, inescrupuloso, y no el idiota en el que esa mujer lo había convertido.
Solo había una solución.
Aproveche su debilidad por las salidas nocturnas. La invite a tomar unos tragos. La muy atorranta se puso su mejor vestido, uno bien escotado. Subió a mi auto, (el cual había rentado con una identificación falsa a nombre de Arturo Connan), desde ese entonces nadie supo nada de ella. Pero yo siempre supe que su cuerpo degollado seguía enterrado en algún lugar del sur de Buenos Aires.

Después de su desaparición, fue fácil manipular a Mario. Todo volvió a ser como siempre, Mario siguió siendo un inútil, pero un inútil con puesto de juez.

La segunda persona mas inútil es, por supuesto una mujer, y que mujer, la mía. Mi propia esposa. Ella fue un error desde el principio, pero por cuestiones que nunca entendí no pude deshacerme de ella. Tenía 17 años la primera vez que la vi, una rubia impresionante. Nunca la quise para algo que no fuera sexo, pero ella fue tan idiota, tan inútil, que se embarazo. Fue la primera vez que dios se ponía en mi contra, pretendiendo que criara a uno de sus hijos. En ningún momento lo dude, era necesario actuar de manera extrema. Ya no recuerdo que sustancia era, pero en ese momento un accesorio para la limpieza del cuerpo era nocivo para los embarazos. Lo busque, lo encontré, lo use, y el bastardo de aquella mujer nació muerto.
El único problema, fue que mi familia ya me había obligado a casarme con ella. Y ahora sigue aquí, interfiriendo en mi vida. Por lo menos el sexo sigue siendo bueno.

Otro tema que considero importante destacar, es el de mi secretaria, o más bien, mi colaboradora asistente.
La conocí en la facultad, 2 años después de haberme casado con mi esposa, y supe en ese momento que su ayuda podía llegar a servirme. Después de tener relaciones con ella, le hable sobre que pasaban por mi mente. La idiota simulaba entender todas mis palabras, pero yo sabía que su cerebro era más pequeño que el agujero de su vagina. El tiempo paso, y nos recibimos. Su cuerpo siguió recibiendo al mío, y llego a serme de gran ayuda. Siempre siguió mis ordenes y yo estoy muy a gusto con eso, pero se donde va a terminar si siento que no la necesito mas. La verdad es esa, las personas sirven o no sirven, la mayoría no lo hace, pero yo no tengo las suficientes ganas como para eliminarlos a todos, algún día se darán cuenta de su inutilidad y se eliminaran ellos mismos.

Una vez dicho todo esto, voy a contar el por que de mi narración...

1 comentario:

  1. Un buen tipo don "Jeróinimo". Lo había leído hace bastante, no me acordaba todo. Es bueno, esta bien escrito.

    ResponderEliminar