Antes que nada, esto no es nuevo. Lo escribí hace como 1 año, quedó guardado en los borradores y hoy lo descubrí por casualidad. Ya no me representa y por ende no me hago cargo. Me hace sentir un poco vulnerable por alguna razón, pero ya fueee! :
Las manos. Las manos estaban llenas de amor. Las manos corrían veloces acariciando y reconfortando, brindando un cálido refugio contra la lluvia, contra el dolor y la vida. Eran tiernas, suaves, maternales y estaban llenas de amor. Verdaderamente, las manos daban placer. Volvían una y otra vez frotando, estimulando, descubriendo secretos que nunca habían sido revelados y llegando a los lugares ocultos, prohibidos, eternos del goce. Apuntaban directamente hacia el cielo, eran la envidia de los fríos dioses que reinan solitarios, condenados a una eternidad de castidad. Las manos brillaban, friccionaban, feroces por momentos. Estremecían la piel, tocaban sin pudor, sin respeto. Violentas, temblaban de emoción, rasguñaban y mordían, se alzaban y caían sin control, golpeaban y pellizcaban. Eran manos dificiles de contener, insoportables por momentos, gritaban y gemían. Eran manos asesinas, que no conocían el amor, poseídas por una furia diabólica, mensajeras de la agonía. Eran las mismas que habían levantado las murallas infranqueables del averno, que habían bebido gota a gota el río de sangre que Lucifer vertió en su caída. Eran crueles, impiadosas y voraces, y por esta misma razón eran tan atractivas, tan sensuales e irresistibles y por esta misma razón reconfortaban y saciaban el espíritu de la misma manera que lo hicieran los latidos del corazón materno en la mas tierna infancia.
sábado, 18 de diciembre de 2010
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